Qualia

"Qualia", editado de forma independiente durante el mes de marzo de 2018, cuenta con la participación de los siguientes artistas:
- Foto de tapa y contratapa a cargo de Leandro De Oro
- Diseño gráfico de tapa y contratapa: Pablo Mayora
- Texto incluido en la contratapa escrito por Nazarena Luz Jaramillo
- Prólogo por parte de Paula Brecciaroli
- Ilustraciones internas: Fabián Fucci
Para poder adquirir ejemplares deberán ponerse en contacto directo con el autor a los siguientes medios:
E-mail: fedebaggini@hotmail.com
Facebook: facebook.com/fede.baggini
Facebook: facebook.com/flbaggini
Cel: (011) 15-6742-4398
- Foto de tapa y contratapa a cargo de Leandro De Oro
- Diseño gráfico de tapa y contratapa: Pablo Mayora
- Texto incluido en la contratapa escrito por Nazarena Luz Jaramillo
- Prólogo por parte de Paula Brecciaroli
- Ilustraciones internas: Fabián Fucci
Para poder adquirir ejemplares deberán ponerse en contacto directo con el autor a los siguientes medios:
E-mail: fedebaggini@hotmail.com
Facebook: facebook.com/fede.baggini
Facebook: facebook.com/flbaggini
Cel: (011) 15-6742-4398
Prologo, por Paula Brecciaroli
Lo inefable
La lectura de Qualia despliega la profundidad de un extrañamiento, de saberse ajeno en la propia geografía, y aún, ignorante en el propio cuerpo, en los sentimientos.
El título de este poemario puede funcionar en el lector casi a modo de advertencia. Los qualia, ese resto inaprehensible de la experiencia sensorial, son la superficie en donde se extienden los poemas. En aquello imposible de transmitir más allá de la propia experiencia, ese resto que, intrínseco al sujeto, no puede tomar distancia más allá de la vivencia privada y contundente de la sensación.
Esa es la voz de los poemas de Federico Baggini. Una voz que deambula como un insomne en un edificio abandonado buscando una certeza de la que pueda sostenerse.
Son poemas nos enfrentan con un pensamiento incesante por el ser, las consecuencias de la historia, la verdad de la percepción. En ese ejercicio filoso de pensamiento nace la poética de Baggini, que busca tierra, raíz y que intenta anudarse a lo real.
Sirviéndose de este vacío explicativo, su poesía nos abre el mundo. Porque lejos de un rumiar filosófico, Baggini nos arraiga a un cuerpo que vive, sangra, saliva y rasguña. Un cuerpo que busca su historia, su entorno.
Una constante en Qualia son aquellas imágenes que, entrelazando los sentimientos que no se explican porque arrasan, se identifican a la naturaleza. Como en el poema Amanecernos:
La tierra se rasca con fuerza
entre la primera voluntad
de la última raíz
se apresura el grito espeso
la lengua tose un viento
que se entierra en las uñas
y la ternura se comienza
a rascar
renguea unos pasos
hasta donde estoy
la infancia se transpira
cada noche en el contorno
de los entornos
antes de los cuerpos
empacados en el cielo
o en el suelo
Ni siquiera el horizonte
Así como la voz poética nos obliga a preguntarnos por los sentimientos, nos dispone frente a la temporalidad de la vida
Hay pasamanos,
aunque nos hallemos
mutilados.
Muerte,
aun en el llanto de la vida.
Las sangres,
todavía calientes,
hacen el olvido.
En cambio no,
y no:
los cuerpos del cadáver
hacen el amor.
(Fragmento de Aire libre)
Un ventanal indiscreto,
Un mar
precedente,
Un entrevero de agua,
Un niño
y su inmortalidad.
(Fragmento de Cada cosa en su lugar)
Seguimos esa voz que nos cuestiona, que nos muestra generosamente el abismo, como a través de un encantamiento, aquel de las sirenas, porque la voz poética funciona como un oráculo.
Esta voz en primera persona que mira la vida desde afuera, reforzando esa sensación de lo inaprehensible.
Que en las palabras de Lacan no es más que el sujeto en su estúpida e inefable existencia y que solo a través del lenguaje podemos recomponer.
Y es en las palabras donde podemos bordear el abismo de estos interrogantes. En esas preguntas que nos cruzan la cara. Porque no hay certeza posible para el sujeto del lenguaje. La única certeza es lo real, como dice el fragmento del poema Al rojo vivo: “solo tan solo el polvo es aquello que no se puede corromper”.
Acaso la humedad
como color del vacío,
se atenúa el lugar de las pupilas
solo tan solo
el polvo es aquello
que no se puede corromper.
(Fragmento de Al rojo vivo)
Entonces, en esa búsqueda inefable, solo queda la poesía como posibilidad. Leer a Federico Baggini es abrir los ojos en medio de esa niebla.
Paula Brecciaroli
Marzo de 2017