Federico L. Baggini
Mamá toma mis manos entre las suyas,
y con un hilo de voz, dice:
"Sos igual a tu papá,
​aunque todavía no nos abandonaste"
  • Inicio
  • Biografía
    • Formación artística
  • Libros
    • Acaricipajaros
    • Iteraciones
    • Agonias
    • Tensegridad
    • Qualia
    • Entropías
    • Las tres mitades del trauma
    • Era sangre y sin embargo llovía
    • Participaciones en otras publicaciones
  • Galeria
    • Premios y distinciones
    • Presentaciones
    • Fotografias
    • Audios
    • Medios gráficos
    • Videos
    • Otras artes
  • Talleres - Clases
    • Antologías de talleres
  • Proyectos audiovisuales
    • Sesiones de Poesía Compartida >
      • Libros SdPC
    • De la Jerga Ajena
  • Otros proyectos
    • Biblioteca y Librería Popular Literatura Inclusiva
    • Festival POSTA >
      • 1ra Edición POSTA
    • Proyecto FRACCTAL
    • Festyvalgamos La Pena
    • Palabras Soberanas Cooperativa Editorial
    • Programa Radial "Puntos de Fuga"
  • Contacto

Las tres mitades del trauma

Imagen
""Las tres mitades del trauma", editado de forma independiente durante el 2020, cuenta con la participación de los siguientes artistas:
​

- Foto de tapa y contratapa a cargo de
Della Védova, Florencia 
- Diseño gráfico de tapa y contratapa: Pablo Mayora

- Texto incluido en la contratapa escrito por
Gito Minore
- Prólogo por parte de Fedra Spinelli
​- Ilustraciones internas: Cecilia Petrelli


​Para poder adquirir ejemplares deberán ponerse en contacto directo con el autor a los siguientes medios:
E-mail: fedebaggini@hotmail.com 
Facebook: facebook.com/fede.baggini
Instagram: @fesdescritor
Cel: (011) 15-6742-4398


Prólogo


Este poemario parece un trávelin, una caminata, el espacio podríamos imaginarlo como un lugar público: garrapiñada, delantales, banquinas, mendigos, paren-tela, una feria o calle o saladita; o solo el barrio y todas sus geografías. Pero también hay altares y personajes de un circo lavado, marginal, abandonado. Y en la sombra hay verdugos, hay una mano que ejecuta, cali-bres y pólvora. Sometimiento y rebelión.

Cómo.
Cómo predicar la pedrada
y el caucho sobre el mediodía
antes de sacarnos el sol
que escondemos bajo la manga.

El yo poético, es una voz que espeja lo que ve, lo que siente cuando ve. Un yo cronista que va a la par de lo narrado, entonces habla de un nosotros en plural, aun-que se toma la distancia suficiente para ver lo invisible, o eso intenta. 

Cifro, decodifico
Codifico, descifro
Aquelarre entre ligaduras
A medio deshacer


En Las tres mitades del trauma, el poeta es un testigo de ese presente, de ese lugar, de ese dolor: ve, mira y juzga los hechos. Me recuerda a la sensibilidad y al modo que tenía nuestro querido Juan Gelman, de decir e indagar en la palabra. Federico Biagini se encuadra en la tradición del poeta militante, el soldado que decide ser parte del nosotros violentado y se torna vehículo, voz poética, herramienta de los compañeros, hace de su palabra una instrumento de trabajo el servicio de ese nosotros. El poeta se involucra y pone el cuerpo.

Dar cuerda al despojo
Desconjugar el verbo
Hacer de la palabra un precipicio
Arrojarse con las manos apretadas contra el pecho
Contener la respiración.

Amante de la palabra, y su primer trabajador, el poeta analiza la sensibilidad de la época, los modos grupales y sociales de decir y hacer, y hace un llamado a la acción directa:

Decimos todo y hacemos nada
Decimos mucho y hacemos poco
Decimos a medias y hacemos la mitad
Decimos algo y hacemos menos
Decimos nada y hacemos nada.

Lejos del lirismo y de la romantización de la naturaleza, Federico Biagini está más cerca de los Antipoemas de Nicanor Parra, por su poesía más directa y popular, por su mirada social y su estilo antirretórico y narrativo, ojo que narra sensaciones de soledad, desamparo, alienación social y agresividad. Nos trae instantáneas de la decadencia social actual, y anuncia, donde no se sabe muy bien si es presente o futuro pero ambos, en todo caso, oscuros y pesimistas.

El trajín vende garrapiñada
igual que un saco abandonado
En otra esquina la banquina
duerme junto al mendigo 
mientras el cianuro se estremece
ante su propio suicidio

Hay algo importante que recorre el todo el libro, la idea  de tiempo. Hay algo con el tiempo, algo circular, como en un espiral permanente: pasado, presente y futuro; dolorosos, desoladores, perdidos. El tiempo es arena, arcilla, barro, toma forma y luego cae, y vuelve a hacerse otra vez:

La arena no para de
toserse así misma
cuando en otra bocacalle los
símbolos patrios san cuerda
a su resaca.

Y aquí el tiempo también es la historia argentina, que resulta ser recurrente, laberíntica y espiralada. Pero también hay otro tiempo, un territorio perdido que se busca, una zona del amor, un deseo primario, un tiem-po nutritivo, quizás el único en este poemario, y es el tiempo de la infancia. 

La poesía es,
entre otras vertientes,
el hogar del pasado que 
no se fue,
del presente que 
se ausenta,
y del futuro que
 nunca llegará.

Otros elementos que parecen son cuerpo y naturaleza, ambos parte de este planeta y ambos sometidos y ex-plotados. Aquí también el yo poético se incluye en el orden natural, su cuerpo es una pieza del todo, uno más en la suma del hábitat, incluso es el mapa y la metáfora de terror. 

El estómago es un barrio,
el intestinos son los pasillos ese barrio.
Las entrañas son la voz de lxs pibxs,
las vísceras el grito de quienes ya no están.
El hígado es el llanto cerrado sobre un cajón
abierto
la mierda: lo que se acumula donde nadie quiere ver
y mucho menos estar.

El cuerpo seguirá dando respuestas al tiempo de dolor y violencia que nos toca vivir. Se propone al cuerpo y la naturaleza como salida hacia adelante. Y a la poesía como el instrumento de expresión y libertad.

A diferencia del cuerpo que nos toca,
la poesía se compone de un noventa por ciento 
de sangre en constante ebullición.
El diez por ciento restante puede que sea agua, 
Humo, tierra o aire.

Las tres mitades del trauma habla de un dolor general, social, que afecta a todos, un dolor donde las partes sufrientes son más que la suma del todo. Donde la ló-gica y las matemáticas no cuadran, y los números no cierran.  
Uno se podría preguntar ¿cómo salir del trauma? ¿se sale?, en realidad, los traumas se trabajan, se tratan de madurar, se intenta trascenderlos. Este poemario pro-pone de alguna manera fundirse en ellos para después renacer. ¿cómo fundirse? con trabajo poético.

El fuego es ceniza
La ceniza es vida
después.


Fedra Spinelli
Enero 2020

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.